3 paraísos de Colonia (aún) no descubiertos por los turistas

3 paraísos de Colonia (aún) no descubiertos por los turistas

3 paraísos de Colonia (aún) no descubiertos por los turistas

La luminosa Colonia del Sacramento acapara todas las miradas, su historia y belleza natural bien merecido lo tienen... pero también es justo recordar que el departamento de Colonia tiene un crisol de lugares para recibir a visitantes... Aquí compartimos algunos a los que el turismo masivo no ha llegado, dignos de ser visitados en cualquier escapadita de fin de semana:

La colonia suiza Nueva Helvecia

Quesos, dulces y buen descanso. Una pequeña ciudad de herencia suiza que queda a apenas 60 km de Colonia del Sacramento. Tiene un perfil muy bajo, y aún conserva las tradiciones de aquellos primeros colonos que la conquistaron al promediar el siglo XIX. Muestra su lujo y majestuosidad con edificios que parecen haber sido sacados de un cuento y con casas que lucen orgullosas los escudos representativos de los lugares de procedencia de sus habitantes. Y si algo hay de rico, es el queso… y los dulces. Justo también es pasar la data del floreciente alcance del chocolate artesanal. Antes era cocinado por los pobladores puertas adentro, pero ahora, poco a poco se están animando a convidar con sus delicias a todos aquellos que deseen probar. ¡A probar quesos, dulces y chocolates con gustito suizo!

Carmelo

La toscana italiana en Uruguay. Carmelo es la única ciudad del país fundada por José Artigas, el prócer de los uruguayos. Pisando los 200 años de aquel hito, hoy se consolida como una zona bodeguera for export. Tanta historia para un país tan joven no es poca cosa. Los vinos del lugar miman hasta a los paladares más exigentes. Una combinación perfecta entre lujo y sofisticación sin renunciar a la comodidad. Este destino es un salón de vinos a cielo abierto, para catar a gusto todos los encantos y elegancias de unas de las mejores regiones productoras de vid del país que tiene reconocimiento en todo el mundo.

La Paz

Tranquilidad importada de Piamonte. Una villa discreta al lado de un río de enorme belleza y prestancia que apenas canta, el Río Rosario. Caudal por el cual hace un siglo y medio desembarcaron los primeros colonos europeos en la región. El pequeño asentamiento poblado que se construyó pegado a su borde, parece detenido en el tiempo. El tránsito es lento, el andar de sus habitantes es pausado, los niños juegan al fútbol en la calle y extraordinariamente son interrumpidos por algún vehículo. La gente se saluda en voz alta, con sonrisas y alzando los brazos; no faltan los abuelitos mateando en el porche o bajo la sombra de algún árbol en el jardín. No hay un solo papel tirado en la calle. Un lugar increíble que baja todas las revoluciones y se conoce en un rato.

¿Y por cuál te gustaría comenzar?

 

 


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